jueves, 26 de diciembre de 2013

Se necesita mucha comprensión



Llevo pocos días incorporado a esta Cáritas de San Marcos y me siento como en casa, por supuesto que me han recibido con los brazos abiertos, y me tratan demasiado bien sin mérito alguno por mi parte todavía.

En pocos días hemos acogido a dos familias; ahora tenemos que pedirles más papeles, más pruebas de si reciben otras ayudas de los servicios sociales y cuantas. Yo no digo que esté mal esta medida, al contrario, quizá está pensado para que de verdad lleguen a quienes más lo necesitan los recursos de que disponemos, que no aumentan al ritmo del número de familias que cada día vienen a pedir ayuda.

“Yo lo que quiero es trabajar”, afirma un hombretón desde la puerta, todavía con aspecto muy saludable y un tono de voz fuerte y decido;  muy diferente de aquel que lleva varios meses sin trabajo, él y ella, con dos hijos o más, y le cuesta conciliar el sueño cada día, penando qué puede hacer al día siguiente, dónde puede ir que encuentre un motivo para  esperar, para confiar; porque cuando vuelva sus hijos le pedirán algo, a lo que estén acostumbrados, y quizá no tenga ni fuerzas para darle un abrazo.


Se necesita mucha comprensión, pero también abrir bien los ojos, todos tenemos cerca a alguien que lo está pasando mal, nosotros mismos nos tentamos los bolsillos cada día y cada día tenemos menos, pero ello no nos debe impedir ser generosos, compartir una moneda, un gesto, y una palabra, eso a veces es suficiente.

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